Hola soy Victoria, alumna de Ategal. Hoy quiero compartir con vosotros una pequeña reflexión, vamos a tratar sobre la cultura de cada uno, su valor y la felicidad que nos puede proporcionar. También observaremos como durante toda la vida vamos aprendiendo y las diversas utilidades que esto tiene para nosotros; entretenimiento, reflexión, ejercitar la memoria, tomar decisiones…
En resumen la cultura nos aporta riqueza interior, autoestima, y nos acompaña siempre aún en época de crisis como esta que estamos sufriendo. Quizás ahora la necesitamos más que nunca, para confiar en nosotros mismos y salir adelante.
Los conocimientos que uno adquiere en su juventud van encaminados generalmente a conseguir un buen puesto en la sociedad, un trabajo digno, con el que estemos satisfechos. Sin embargo, a lo largo de la vida se siguen acumulando conocimientos, el paso cultural no deja de aumentar y diversificarse. Por gusto o por interés económico es algo que forma parte de la esencia humana, es el aprendizaje permanente.
Hay un refrán gallego muy claro en este sentido “Esta o vello morrendo e aínda está aprendendo”. Goya, con más de 80 años, se dedicó a experimentar una técnica nueva para imprimir sus grabados, la litografía. Con ella realizó la serie “ La Tauromaquia”. Admirado de poder crear algo nuevo le escribía a un amigo “¡Aún aprendo!”.
En la actualidad los veteranos vivimos la cultura de un modo novedoso, no sólo aprendemos en los libros y en la vida sino también con las nuevas tecnologías, que han cambiado el mundo de unos años a esta parte y que nos interesan mucho. Con estas tecnologías han llegado palabras nuevas, muchas derivadas del inglés y se ha acentuado la curiosidad por aprender este idioma, actividad muy saludable también para las personas de edad.
Es interesante comprobar cómo se van extendiendo e implantando. Desde el mundo clásico los mayores, con su experiencia educaban a niños y jóvenes, eran un ejemplo para ellos, siendo muy respetados. A día de hoy, los jóvenes e incluso los niños desempeñan para sus abuelos el papel de mentores de la informática. Parece como si hubieran nacido para manejarse con toda facilidad, de un modo natural, en unas técnicas que nacieron en los mismos años que ellos.
Nos refiere el escritor americano Willian Saroyan, como uno de sus protagonistas más entrañables, Ulises, se subió a los pocos años al automóvil familiar, unos de los primeros “Ford” y sin más, ya sabía conducirlo como si fuera algo consustancial a su pequeña humanidad. Era la primera generación del automóvil (Saroyan. Autor de la Comedia humana, 1908-1981). El pequeño Antón, de apenas 3 años, aleccionaba a su abuela, que trataba de echar a andar al DVD de los dibujos animados, “ Abuela dale a pei” ( es decir a play).
La cultura nos aporta riqueza interior, paz y autoestima
Tener cultura, cuanta más mejor, nos proporciona numerosas satisfacciones de tipo personal, sobre todo en esta época en que muchos llevamos una vida encerrada y solitaria. La cultura nos aporta, en primer lugar, entretenimiento y distracción. Tener la mente ocupada nos hace comprar vidas, inventos, épocas, monumentos. Las biografías de grandes hombres y mujeres tienen gran interés en este sentido lo mismo que el arte.
En segundo lugar, la cultura nos proporciona una mejor o más fácil comprensión del presente, nos permite interpretar mejor los acontecimientos que estamos viviendo, detectar lo falso, aquilatar mejor los datos que llegan a nosotros y actuar en consecuencia. Por último, la cultura nos permite ejercitar la memoria. Lo que aprendimos se puede repasar y recordar. Uno de mis compañeros en el coro retomó la afición a tocar el laúd con toda naturalidad, después de 40 años sin tenerlo entre las manos.
Os preguntareis ¿a quién le interesa hoy recordar la lista de los Reyes Godos? Pues siempre ha sido un ejercicio memorístico estupendo, lo mismo que la tabla periódica de los elementos u otras listas de cosas . Desde el punto de vista de la enseñanza se discute hoy el valor de la memorización, tan importante en otros tiempos, porque la enseñanza española siempre adoleció de ser poco práctica pero para los mayores es un recurso interesante y valioso.
En resumidas cuentas, la cultura nos aporta riqueza interior, paz y autoestima. Hasta resulta curativa. ¿ Cómo? preguntareis asombrados. Recordemos que la persona es una síntesis de cuerpo y alma, somos un todo físico y espiritual. Yo conocí a una señora que se curaba las depresiones a base de fregar las escaleras y los suelos de casa, armada de cepillos de cerdas duras y con las rodillas apoyadas en un cajón de madera, así intentaba curar el alma. Aconsejaría mejor introducirnos en un mundo natural y apacible de la lectura y, si es oportuno, al pie de un hermoso árbol. Podríamos leer “El bosque animado” de nuestro D. Wenceslao Fernández Flórez.
¡Ahí lo dejo como sugerencia! o «El viento en los sauces” de Keuneth Grahame, que para algunas es como una fábula que representa uno de los más profundos sueños del hombre, la búsqueda de la inocencia perdida.