Un viernes 14 de diciembre de hace 30 años, 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas tomó la decisión de mirar al futuro partiendo del pasado. Este día se designó el primero de octubre para conmemorar el Día Internacional de las Personas Mayores, con el objetivo de subrayar su valía y fomentar la participación que les pertenece en la sociedad. Desde entonces, el colectivo sénior ha aprovechado el 1 de octubre para reivindicar el espacio que merecen, y que la sociedad necesita que se les reconozca.
La población mundial alarga cada vez más su longevidad, y hacerse mayor no es igual ahora que hace veinte años. Galicia experimenta ambas revoluciones actualmente. Según los datos del Instituto Galego de Estatística, el 25% de los gallegos y las gallegas superan los 65 años, y la tendencia reproduce esta dinámica. Lo que supone que cada vez hay una población más mayor en esta región, pero también más activa. Las Aulas Sénior de Galicia suponen el ejemplo perfecto de empoderamiento. Vecinos y vecinas de más de 55 años de toda Galicia desarrollan en esta asociación un proyecto nuevo de vida en el que trabajan un envejecimiento activo, mejoran sus competencias tecnológicas o participan con empresas en proyectos de innovación. Estas personas demuestran que no son verdaderos los prejuicios que se tienen sobre la edad. Somos un colectivo diverso, como cualquier otro, hay todo tipo de personas, y no podemos ser reducidos a un número; la edad.
Ni siquiera la pandemia del coronavirus ha podido con ese espíritu activo de las personas mayores. Aunque por una vez eran protagonistas de casi todas las noticias, no lo han sido como reclaman. Sin embargo, nuestra experta en gerontología Majo Fares asegura que han servido de ejemplo para toda la ciudadanía: “Han sido un colectivo que han afrontado esta pandemia de una manera espectacular, han sido responsables, se han preocupado y ahora quieren volver a esa nueva normalidad. A hacer actividades desde un lugar seguro, como todos, no somos tan distintos”.